lunes, 31 de agosto de 2009

Colocación de catéter intravenoso

La primer quimioterapia se me colocó en una vena, sin embargo se me explicó que con el paso de las sesiones iba a ser más difícil canalizarme. Esto se debe a que los medicamentos de la quimioterapia van quemando las venas, es decir, las vuelven más duras.

Si no quería que tardaran en encontrar una vena buena o tener que cambiar de lugar la canalización a cada rato, me podían colocar un catéter especial para quimioterapias. Lo consulté con mi familia y me convencieron de hacerlo.

Sacamos una cita con el especialista, fuimos y nos dijo qué día me lo podía colocar.

El día 19 de mayo de 2008, llegamos al hospital a las 8 de la mañana. Se me pasó a un área especial, me quité todo lo que llevaba y me puse una bata. Eso incluía quitarme una mascada que llevaba en la cabeza porque el cabello se me caía a puños.

Me acosté en la camilla y llegó el doctor acompañado de un anestesiólogo y una ayudante. Me acomodaron bien y tardaron en canalizarme una vena del brazo izquierdo ya que se me olvidó mencionar que allí había recibido la primer quimioterapia, por lo tanto me di cuenta que mis venas ya no servían igual. Luego se me puso un sedante para que dejara de brincar por los nervios.

Después el doctor dijo que me colocaría el catéter del lado derecho unido a una arteria que pasa debajo de la clavícula y que va directo al corazón. Me inyectó la anestesia local en el área a tratar. Dolía mucho pero como estaba sedada no le presté atención. Cortó y no sé qué tanto hacía y le dijo a la ayudante que iban a pasar una guía metálica, por el sedante no me dio miedo.

Al final cerraron la herida, lavó bien y llenó una tarjeta con datos personales, tendría que cargar con ella todo el tiempo que tuviera puesto el catéter para cualquier cosa. El procedimiento duró una hora y el doctor me dijo que me tenía que lavar a diario con agua y jabón.

Cuando volví a casa y se me pasó el efecto de la sedación y la anestesia, me dolía demasiado la nueva herida que sentí que me arrancarían el brazo. Donde me acosté, me quedé todo el día sin moverme. Al otro día para poder lavar, tuvieron que cortar la blusa que traía con unas tijeras.

Durante la semana me dolía demasiado el brazo, no lo podía mover bien. Creí que tendría que ir a clases de fisioterapia. Pero mi mamá me dijo que le habían explicado que sería normal, me habían cortado y por eso dolía, que con el paso del tiempo estaría mejor y podría vivir como si no trajera nada.

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